Presentación del libro Inacabada claridad de Vicente García Hernández
20:00. El sacerdote y escritor molinense, Vicente García Hernández, presenta su libro “Inacabada claridad” en el salón parroquial de la Iglesia de la Asunción. El autor estará acompañado de los escritores José María López Conesa y Francisco Javier Illán Vivas, y del sacerdote José León León. La venta de los libros se realiza a beneficio de Cáritas Molina de Segura.
Este volumen de 116 páginas contiene un tesoro de 55 poemas que, en palabras del prologuista, Carmelo Guillén Acosta, “se caracteriza por la enorme capacidad expresiva que siempre la ha distinguido y que con el paso de los años parece haberse enriquecido todavía más”.
El poeta Vicente García Hernández nació en Molina de Segura en el año 1935. Estudió en el Seminario de San Fulgencio en Murcia y se ordenó sacerdote el 20 de junio de 1957. Ha llevado a cabo su labor pastoral en las parroquias de Pliego, Casas Nuevas, Archena, Las Torres de Cotillas, El Puntal, Javalí Viejo, San Pedro del Pinatar y Los Alcázares.
Sus primeros trabajos literarios, ‘Para pedir un ángel’ (finalista del Polo de Medina en 1961), ‘La Flauta’, la obra de teatro ‘El baile de las arañas’ y diversas colaboraciones en revistas literarias, no tuvieron mucho eco y pasaron prácticamente desapercibidos. No fue hasta el año 1963, en el que ganó el premio Polo de Medina de la Excma. Diputación de Murcia, cuando García Hernández se dio a conocer en los ambientes literarios.
‘Dios se llama forastero’ (premio Polo de Medina 1963) es su primera obra poética importante. En cada uno de sus poemas el autor derrama su espiritualidad de un modo diáfano y actual. Sin rebuscamiento ni excesiva afectación nos habla de su experiencia de Dios, del amor de Dios que puede estar en lo más cotidiano, de la dureza del corazón del hombre que, al mismo tiempo que lo busca, como si viviera lejos, lo mantiene apartado de sí mismo con un muro infranqueable.
En 1965 recibió el accésit de premio Adonais de poesía por el libro titulado ‘Los pájaros’. En la contraportada de ‘Los pájaros’ podemos leer: En ‘Los Pájaros’ las cosas naturales adquieren una categoría estética que va más allá de la visión paisajística para llegar a veces al símbolo, a delinear lo que el poeta llama la ciencia del vivir, cuyos elementos esenciales e ideales son la sencillez, la bondad y el amor, que debieran impregnarlo todo… García Hernández usa un lenguaje rico, en el que abundan sabores y resonancias de corte campesino y acredita en estas páginas poseer un excelente instinto poético.
En 1975 hizo una incursión en el género de la novela con ‘Los vidrios rotos’. El autor relata una historia trágica que transcurre el marco de la Guerra Civil Española. De nuevo aquí, como en el resto de su obra, su vivencia religiosa deja su huella en la figura de uno de los protagonistas, el sacerdote del pequeño pueblo en el que se desarrollan los hechos de la novela.
En 1977, con ‘Creo en la tierra’, el poeta da un paso más en su evolución poética acercándose al surrealismo. Más tarde, en ‘Labios en la vía láctea’ (1982), se percibe más bien un tono existencial. Francisco Javier Díez de Revenga escribe en su prólogo: “El lector que se aproxime a esta poesía valiente y renovada conocerá su valor y su verdad, porque sobre todo está dictada por una sinceridad expresiva, que no es sencillez ni naturalidad, sino verdad de un alma fuerte en lucha abierta contra el mundo”.
Tras unos años sin publicar en 1990, aparecen ‘Los pájaros hablados’. Para Juan Estremera Gómez, prologuista del libro, el tema del amor, humano, secularizado, es el gran motivo central de la obra. En ‘Las arañas y Retablo del portal iluminado’, García Hernández se decanta por el teatro. La primera, una comedia en tres actos, recibió el Premio Andrés Baquero en 1978.
En el año 2006 publica una nueva novela titulada ‘La Santa Herejía’. Escrita con cierto tono humorístico el propio autor dice lo siguiente: “Al Dios irónico (si existe) le pido que no nos deje caer en la tentación de más inquisiciones intransigentes y represoras, censurantes y reparonas, y que ría”.